Como ya sabemos, la literatura infantil es una literatura de receptor implícito en la que se tendrán en cuenta las características evolutivas del grupo de niños para el que se escribe (para más información, ver Bloque 0 dentro de Contenidos Voluntarios, ubicado en este mismo blog…), pero, ¿en qué momento histórico podemos empezar a hablar de literatura infantil?:
Resulta muy complicado hablar de una fecha exacta de inicio, algunos autores señalan el siglo XVII como el precursor de la literatura infantil con el Pentamerone de Giovanni Batista Basile. Otros autores como Juan Ricardo Nervi, indican que la publicación del libro El amigo de los niños en Francia en el siglo XVIII, inicia este tipo de literatura. Anne Pellowsky también fija el siglo XVIII como la época en la que la literatura infantil nació a manos de John Newberry, quien escribió un libro para niños que no estaba basado en la tradición oral. Sin embargo, la gran mayoría de los especialistas en el tema, coinciden en señalar que fue Charles Perrault quien, en el siglo XVII dio inicio a la tradición literaria infantil mediante los Comtes de ma mére lÓye, o dicho de otro modo, Cuentos de Mamá Oca.
Pero, ¿y antes de todo esto?, ¿qué leían los niños?: A lo largo de la Edad Media, no existía el concepto de infancia como tal, por lo que, tampoco había nada semejante a la literatura infantil puesto que no se consideraba la infancia como un periodo de tiempo en el que el niño tuviera necesidad de una literatura diferenciada. Dentro de los libros que más leían los niños de dicha época, podemos nombrar los bestiarios (que hacían referencia al lenguaje simbólico de los animales en la literatura y que tenían un carácter moralizante), los abecedarios (el conjunto que forman las letras y sus inherentes grafías), o los silabarios (que era un texto destinado a la enseñanza inicial de la lectura). Podríamos incluir dentro de los libros más leídos por los niños de la época, alguna de las fábulas de Esopo, que aún hoy en día son contadas aunque no debemos atribuirles el nominativo de literatura infantil, pues no cumple con los requisito que ésta especifica.
Bien, ahora que sabemos qué leían los niños antes de que apareciese la literatura infantil, y cuándo apareció ésta, cabe preguntarnos: ¿cuánto comenzaron a publicarse físicamente los libros destinados a los niños?:
Ante esta pregunta y refiriéndonos al ámbito concreto de España, nos veremos obligados a nombrar a Saturnino Calleja Fernández, fundador de la editorial Calleja, autor de libros de educación primaria y de lecturas infantiles.
Calleja era un recopilador de cuentos que escribía y adaptaba todo lo que encontraba, era por tanto, un editor. Saturnino regentaba la editorial Calleja, que ya en el siglo XIX existía y en la que se podía encontrar literatura destinada a la infancia y juventud, pero estas publicaciones eran caras y por tanto, poco accesibles. A Calleja se le ocurrió abaratar los costes de edición para así, poder abaratar los libros: de esta forma fueron sus libros en miniatura que formaban una colección, los que más fama le dieron. Calleja hizo que el libro fuera más accesible a los niños de la clase media (aunque… dichos libros no podían considerarse aún como literatura infantil, sino más bien como para-literatura puesto que la principal función que desempeñaban era la didáctica…). Si hablásemos del primer boom literario, deberíamos hablar de Saturnino Calleja.
Durante los años 60-70 en España, se empieza a hacer literatura infantil; cabe destacar entre otros, a Elena Fortún con Celia, o las publicaciones de Antoñita la Fantástica, sin olvidar a Juan Cervera, cuya vida científica y profesional corre pareja a la evolución de la Literatura Infantil en España.
La escritora artífice de Celia, cogió su seudónimo del título de una obra de su marido "Los mil años de Elena Fortún"; María Lejárraga y María Martínez Sierra fueron dos de las personas que leyeron los cuadrernillo de Elena Fortún y la pudieron en contacto con Torcuato Luca de Tena, quíen incluyo en el suplemento de Gente Mendua personajes como el Mago Pirulo, don Opas y Roenueces, posteriormente nació Celia: eran historias de una graciosa niña con una gran imaginación que soñaba con ser titiritera y conocer a Barbazul. Estos libros eran leídos por cientos de niños españoles, por lo que podemos hacer un acercamiento a los gustos literarios de los niños, que al fin y al cabo, son los que definen la literatura infantil, pero antes de ello, debiéramos referirnos a dos autores más que son claves dentro de la literatura infantil.
Borita Casas hizo que su personaje de Antoñita la Fantástica cobrase gran popularidad con unas emisiones de 1948 en Radio Madrid, «Charlas de Antoñita y Don Antonio». Consuelo Gil Roesset, directora de las revistas juveniles Chicos y Mis Chicas de una colección de novelas y de Gilsa, S.A. Ediciones visita Radio Madrid y se interesa por la publicación de las peripecias de Antoñita. Tras un tiempo de colaboración en forma de historias semanales en la revista, se publica en Madrid (España) el primer libro en 1948, con dibujos de Mariano Zaragüeta.
Borita Casas escribe de forma espontánea, acercándose al lenguaje propio de personajes populares y de los niños, e hizo crecer a Antoñita, a la vez que lo hacían sus lectores, de forma que no quedase en una figura literaria lejana sino que, Antoñita vivía al lado de los lectores, quiénes en algunos casos se sintieron tan identificados con el personaje, que este fue llevado al Teatro Alcázar de Madrid mediante la obra Teatro de Monigotes.
Juan Cervera, profesor de Literatura en el Bachillerato, pasó a profesor de Lengua y Literatura Españolas -de 1971 a 1977- en la Escuela Universitaria La Salle, de Aravaca-Madrid, adscrita a la Universidad Autónoma de Madrid. Su preocupación por la Literatura infantil tiene sus antecedentes en el teatro.
Todas sus propuestas en cuanto a la literatura infantil, podemos encontrarlas en su tesis doctoral “Historia crítica del teatro infantil español”, presentada en la Universidad de Valencia en Junio de 1976 y publicada por la Editorial nacional en 1982.
Juan Cervera fijó su atención en la idea de dar prioridad a la dramatización frene al teatro, así como a descubrir que la dramatización forma parte de un conjunto más amplio que es el de la Literatura Infantil, e intuyó que la dramatización puede colocarse en los inicios de todo intento de creación literaria por parte de los niños.
Así, la Literatura Infantil para Juan Cervera será una concepción globalizadora que aúna tanto las actividades como las manifestaciones cuyo vehículo expresivo viene representado por la palabra, y cuyo receptor es el niño; todo ello será tratado de manera artística y creativa: este conjunto de ideas se recoge en su libro La literatura infantil en la Educación Básica, de 1984.
Juan Cervera encontró ciertos obstáculos al intentar introducir sus ideas en la actividad docente, pues nos encontrábamos por aquél entonces en los años 70, marcados por la reforma educativa que promueve la Ley General de Educación conocida como Ley Villar Palasí.
En la década de los 80 es cuando se llega al afianzamiento de la dramatización como una de las facetas de la Literatura Infantil (aunque no estará respaldada por orientaciones didácticas), los 90 suponen el afianzamiento definitivo de la Literatura Infantil, cada vez mejor conocida. Surge el primer libro que plantea la Literatura Infantil como teoría, visión literaria y didáctica conjunta, que incluye una novedad que no dejaba de sorprender a los lectores: el estudio del tebeo dentro del marco de la Literatura Infantil.
Podemos nombrar algunos ejemplos más de la literatura que podemos nombrar como infantil, y que han sido significativos a lo largo de la historia:
- Años 50: Marcelino pan y Vino, de José María Sánchez Silva
- Años 60: la serie de Óscar, de Carmen Kurtz
- Años 70: Coleta, de Gloria Fuertes; o la serie Teo, del nombre colectivo Violeta Denou (formado por Asun Esteban, Carlota Goyta y Ana Vidal)
- Años 80: Munia, de Asun Balzola; el joven detective Flánagan, de Andreu Martín; o Las Tres Mellizas, de Mercé Company
- Años 90: Manolito Gafotas, de Elvira Lindo
Ahora que conocemos algo más sobre la historia de la Literatura Infantil, podríamos definir cuáles son las características que hace que dicha literatura guste a los niños:
La Literatura Infantil ofrecerá a los niños libros que estimulen su imaginación y su creatividad; despierten y desarrollen su sensibilidad y ayuden a entender los sentimientos; provoquen la reflexión y el sentido crítico; les ayuden a conocerse a sí mismos y al mundo que les rodea; les abran nuevos horizontes y despierten aficiones e intereses hacia nuevas parcelas de la vida cultural, social, artística, etc.; estimulen la confianza en sí mismos y en el futuro; les potencien la capacidad de pensar; favorezcan actitudes de tolerancia, respeto y solidaridad; sean divertidos y estimulantes; y tengan calidad literaria: por su lenguaje, su contenido y su formato.
Pero, y en base a lo anterior descrito: ¿qué lecturas son las más apropiadas para los niños? Nos basaremos en tres aspectos a la hora de decidirlo:
- Gustos de los niños: Si buscásemos un libro para los niños de hoy en día, debiéramos buscar temas relacionados con el misterio, la novela histórica y la novela realista, la poesía y el teatro, las aventuras, los cuentos, el humor o la ciencia ficción, tal y como la editorial Bruño clasifica sus libros en la conocida colección Alta Mar. El ensayo, el cómic y los libros informativos estarán presentes de modo equilibrado en nuestra selección.
- Momento evolutivo: haremos referencia a la editorial Santa María (SM) y a la división que en base al momento evolutivo en el que se encontraba el niño, hizo de sus libros:
Serie blanca para los primeros lectores
Serie azul para los lectores de entre 6 y 8 años
Serie naranja para los lectores de entre 8 y 10 años
Serie roja para los lectores de entre 10 y 12 años
- Edición: un ejemplo muy claro de ello, es el por qué de la letra grande en las ediciones destinadas al nuestro público infantil, a continuación enumeramos las razones:
- Motivos económicos: cuanto más grueso es el libro, mayor es su coste.
- Facilita la legibilidad: hace que el niño discrimine de mejor manera las palabras dentro de las frases.
- Disminuye las fijaciones a la hora de leer, que se irán aumentando a medida que los niños crecen, reduciendo el tamaño de la letra.
Dentro de la edición, es muy importante que la creatividad del ilustrador se encuentre en equilibrio con el contenido del texto.
- Calidad literaria del texto: el libro deberá ayudar a desarrollar el gusto estético, estimular la afición por la lectura y el descubrimiento, y fomentar la creatividad.
- Calidad de las imágenes: la parte gráfica del libro ha de despertar la imaginación del lector, para lo cual, se han de ofrecer variedad de técnicas y estilos para enriquecer la sensibilidad del lector: ¿las imágenes complementan el texto?, ¿lo enriquecen?, ¿lo entorpecen?
- Personajes: deberán ser apasionantes, caracterizados psicológicamente, con los que el lector se pueda identificar y al que le impacten por sus actitudes y sentimientos más que por las acciones.
- Ambientes: ya sean reales o fantásticos, deberán ser verosímiles o convincentes.
Hemos nombrado la tipología de libros en las que algunas editoriales como AltaMar, dividen sus colecciones destinadas a los más jóvenes, pero: ¿qué características tiene cada uno de los géneros literarios destinados a los niños?:
o GÉNEROS NARRATIVOS: pertenecen a este género las obras que cuentan una historia protagonizada por personajes, dentro de este género, y orientado a la literatura infantil, podemos establecer la siguiente subdivisión:
- CUENTO: corto y desarrollado en una sola acción, dentro de él, a su vez, podemos establecer las siguientes agrupaciones:
- Tradicional, de hadas o maravilloso: engloba todo tipo de narraciones de aventuras maravillosas, aún cuando muchas veces las hadas no aparecen en el cuento. Característica de esta subdivisión son las funciones que desempeñan los personajes que según Vladimir Propp, dicha sucesión de funciones (establecida en 31), es siempre idéntica aunque pueden superponerse unas con otras y es difícil que aparezcan todas. Este tipo de cuentos ayudan a fortalecer la personalidad de los niños ya que se identifican con el héroe o la protagonista.
- Cuento Fantástico: se caracteriza por la necesidad de sobredimensionar la realidad, en ella se insertan otros seres y mundos paranormales distintos al suyo. El género fantástico conviene incluirlo en el Segundo Ciclo de Primaria aunque existen relatos como La Torre de Cubos y La Planta de Bartolo, de Laura Devetach que podemos incluir en el Primer Ciclo.
- Cuento de Ciencia Ficción: aconsejable para niños a partir de 10 años; un ejemplo significativo de este género es Robotobor de Marco Denevi.
- Cuento absurdo o disparatado: rompe los cánones de los relatos tradicionales y tanto la trama como los personajes se apartan de lo lógico y razonable.
- Cuento policial: se propone un enigma y el lector debe ir resolviendo el misterio junto con el protagonista central. Es un tipo de relato aconsejable para niños a partir de 10 años.
- Cuento folklórico: de carácter anónimo, tradicional, oral, colectivo y popular. Aconsejables para Primer Ciclo de Primaria como Historia de Ratita de Laura Devenech, pero también se pueden emplear en el Segundo Ciclo.
- FÁBULA: narración en verso o prosa de hechos imaginarios y carácter ejemplificador, cuyos protagonistas pueden ser animales. Los personajes se diferencian por dos cualidades principales: inteligencia y fuerza. Las fábulas suelen dejar una enseñanza o moraleja.
- LEYENDA: narración de un suceso maravilloso que se basa en algo real, pero transformado por la fantasía popular. La lectura de las leyendas suele ser recomendada durante toda la educación primaria.
- MITO: relato en el que las comunidades explican el origen de las cosas, la creación del mundo e incluso del ser humano.
- NOVELA: es un relato extenso de hechos ficticios o reales. Conviene iniciar a los niños en la lectura de las novelas a partir del primer ciclo de la educación primaria con ejemplos como Dailan Kifki de María Elena Walsh, o A Saltos de Canguro de Elsa Bornerman.
Fuente: http://formacion-docente.idoneos.com/index.php/Did%C3%A1ctica_de_la_Lengua/Tipos_de_Textos/Texto_Narrativo/Obras_narrativas_infantiles
o GÉNERO LÍRICO: pertenecen a este género los textos cuyo contenido refleja emociones o sentimientos. Pueden estar escritos en verso o en prosa, y según Stith Thompson, podemos hacer la siguiente clasificación:
- Nanas o canciones de cuna: es un género de madres, tías, abuelas y nodrizas que ejercen, singular y apasionadamente, el emotivo papel de «arrulladoras»; Las nanas son canciones populares, de transmisión oral, en las que podemos percibir casi las primeras palabras que se le dicen al niño pequeño. Habría que incluir las nanas en los primeros momentos de la vida del infante.
- Adivinanzas: es un tipo de poesía lírica popular, que se ha transmitido oralmente, que los niños han hecho suyo -aunque de una manera no tan absoluta como en otros casos-, practicándolo, conservándolo, retocándolo, enriqueciéndolo y transmitiéndolo, y que nos llama, poderosamente, la atención por su gracia e ingenio.
- Juegos mímicos: son un tipo de tonadas que el adulto cuenta o canta al niño muy pequeño, ejecutando con él, o junto a él, una acción o un juego, cuyo componente lúdico es esencial, aunque, a menudo, también va implícito un deseo de que el niño vaya aprendiendo una serie de movimientos o gestos bastante elementales.
- Canciones escenificadas: son composiciones que van, necesariamente, acompañadas de una mínima acción que, en unos casos, se representa.
- Oraciones: canciones religiosas que responden a contenidos comunes -referidos explícitamente, casi siempre, a elementos o personajes de la historia cristiana-, que se aprenden y se practican en la edad infantil (aunque es cierto que algunas de ellas se siguen diciendo en cualquier periodo de la vida del hombre) y que se han transmitido oralmente de generación en generación.
- Fórmulas para echar a suertes: muchos juegos infantiles necesitan «sortear» previamente quién se queda o quién se libra. Para ello, desde hace muchísimos años, se han usado variadas fórmulas que, en su desarrollo, contenían esas dos opciones: «cara y cruz», echando una moneda al aire; «la china», escondiéndola en una de las dos manos; «la paja», una más larga y otra más corta, etc.
- Burlas: tiene como finalidad la manifestación de una mofa que provoca una actitud, un hecho, un defecto físico, incluso un descuido o un error, del receptor que es quien, además, sufre la burla.
- Trabalenguas: es un tipo de juego basado en la complicación sonora de las expresiones sobre las que se construye la tonada.
Fuente: http://bib.cervantesvirtual.com/portal/Platero/portal/lirica/clasificacion.shtml#burlas
o GÉNERO DRAMÁTICO: pertenecen a este género los textos teatrales, que son obras que se escriben para ser representadas ante el público.
Dicho teatro refleja la vida que rodea a los pequeños por medio de personajes que actúan en un tiempo y espacio determinados, los cuales tienen que estar muy cercanos a la infancia para así lograr ser entendidos por este tipo de espectadores.
Algunas de las características que este género deberá tener si lo queremos denominar infantil, serán:
- Naturalidad: todo deberá estar exentos de afectaciones y exageraciones
- Sencillez: los niños deben interiorizar los sentimientos y emociones, por lo que éstos no deberán ser excesivamente complejos.
- Claridad: de otra forma, las expresiones no serán entendidas por los pequeños.
- Amenidad: debe atraer la atención de los niños.
- Brevedad: o los niños se cansarán y dejaran de prestar atención.
- Interés: la temática siempre debe desarrollarse de una manera muy cercana a la vida de los espectadores.
- Lenguaje: correcto, claro, preciso y comprensible acorde con la edad de los espectadores de dicha obra.
- Acción: debe venir dada por una secuencia lógica y en relación a una idea central.
A continuación, expondremos un cuadro representativo de los gustos de cada niño, con respecto a su edad y momento evolutivo:
| Desarrollo cognoscitivo | Lectura usual | Narrativa que mejor asimilan | Ejemplos
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De 5 a 7 años | ETAPA DE PENSAMIENTO INTUITIVO: Desarrolla el concepto de identidad personal y la autoestima. Desarrolla su capacidad de percepción selectiva y observación. Tiene vida imaginativa rica y abundante, que le ayuda a entender lo real. Tiene un concepto absoluto de moralidad. Ha desarrollado el concepto básico de narración. Experimenta terrores personales que son normales.
| LECTURA COMPRENSIVA: Usa textos cortos. Lectura silábica y por palabras (según método de iniciación en la lectura). Recurre constantemente a la ilustración para verificar lo que ha leído.
| Cuentos que le hablen de la importancia del individuo. Cuentos que le presenten la fantasía de manera verosímil y enriquecen su mundo interior. Cuentos con secuencia narrativa clara, unidireccional. Cuentos de trama predecible, pero con final sorprendente. Cuentos con finales felices y justos, que le permitan desarrollar su capacidad para percibir detalles. Cuentos que le permitan trabajar sus temores personales.
| Cuentos clásicos europeos. Cuentos de animales, fantasía, cuentos de hadas.
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De 7 a 9 años | ETAPA DE OPERACIONES CONCRETAS: Reconoce la existencia de opiniones distintas a la suya. Desarrolla preferencia por los temas realistas y pide que le expliquen los reglamentos de las cosas. Conoce posibilidad de interpretar palabras/hechos de diversas maneras. Manipula ideas y no sólo objetos. Demuestra capacidad de «conservar» conceptos de cantidad y volumen: recuerda y organiza los conocimientos. Separa pensamiento de percepción y acción.
| LECTURA COMPRENSIVA: Desarrolla alguna autonomía en la lectura. Comprende textos cortos de lectura fácil, sin ilustración. Puede leer comprensivamente la ficción y la fantasía.
| Narrativa que incluya claramente la diferencia de puntos de vista del narrador y personajes más complejos. Vocabulario de lectura fácil. Historias, eventos y ubicaciones definidas, reales. Narrativa que use diversas figuras de expresión. Personajes con los que le sea posible identificarse. Narrativa con episodios. Primeros libros con capítulos.
| Aventuras del ambiente más cercano: familia, escuela... Cuentos sobre sus propios problemas. Cuentos modernos. Novelas cortas.
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De 9 a 11 años | ETAPA DE OPERACIONES CONCRETAS: Reconoce el significado de los símbolos y el lenguaje figurado. Reconoce el humor en el lenguaje. Tiene un sentido del humor particular. Reconoce la relación entre hechos y sentimientos. Afirma su independencia. Adquiere gusto por la aventura y el suspense. Se preocupa por sí mismo. Acepta la realidad, pero conserva el gusto por la fantasía.
| LECTURA INFORMATIVA O DOCUMENTAL: Desarrolla fluidez en la lectura. Puede leer textos más largos y complejos en ideas, estructura y lenguaje.
| Narrativa con diversidad de significados. Uso de distintos tipos de expresión escrita; juegos del lenguaje. Humor absurdo, grotesco o exagerado. Narrativa con motivos claros para el quehacer de los protagonistas. Narrativa lineal, de trama simple. Narrativa ligada a los deportes, viajes, aventuras o suspense. Narrativa que refleje situaciones de los adolescentes.
| Novelas para jóvenes: de aventuras, ciencia ficción, amor (sin melodrama) y peripecias humorísticas. Temas sensacionalistas, detectives, fantasmas, de actualidad.
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12 y 13 años | ETAPA DE OPERACIONES FORMALES: Considera alternativas distintas a la realidad que conoce. Se hace consciente de su propia mortalidad; enriquece su mundo interior. Hace uso del lenguaje figurado. Maneja operaciones lógicas y hace uso del pensamiento abstracto. Se hace consciente de su papel social, puede extraer lecciones de hechos pasados y desarrolla posiciones de reflexión o comprensión.
| LECTURA CRÍTICA:
Asimila ideas, las confronta con su experiencia y las relaciona conscientemente, a la luz de lo que ha leído. | Libros de ciencia ficción o sobre otras partes del mundo. Literatura que enfrenta la muerte y otros episodios dolorosos. Narrativa que haga uso de un lenguaje distinto y sugerente. Narrativa que le presente la existencia y consecuencias de episodios del pasado real o que presenten conflictos sociales o emocionales.
| Aventuras, novelas de viajes, historia, conflictos sociales... |
Para finalizar con la teoría referente a este bloque, solo cabe que nos preguntemos: ¿cómo debemos llevar a cabo los maestros la elección del libro que propondrá a los niños?
1. Deberemos hacer una preselección, para ello, podemos acudir a librerías, páginas web que hagan referencia a blogs de maestros, links referentes a las diferentes editoriales… Podemos mirar los planes de fomento de lectura que el Ministerio de Educación dicta.
2. Debemos tener en cuenta los gustos de nuestros alumnos, para lo que también tendremos en cuenta el momento evolutivo del grupo de niños perteneciente a nuestra clase.
3. Aspectos editoriales: por lo que ya se ha expuesto en este tema, no es lo mismo ofrecer un libro con letra cursiva o letra de imprenta, con letra a tamaño 20 o 12… incluso estas características influirán en el coste del libro, otra de las características que no debemos olvidar en el momento de ofrecer un determinado libro a los niños.
4. Aspectos formales-literarios; es decir, no sólo el libro deberá tener un lenguaje fácil y ágil con respecto a la edad de la que estemos hablando, sino que también deberá tener cierta calidad artística.
Como nota final al presente tema, debemos hacer mención a todos aquellos cuentos que no fueron escritos pensando en los niños, pero que por determinadas circunstancias, son muy populares entre el público infantil, como son:
- La recopilación de cuentos de los hermanos Grimm
- Robinson Crusoe (1719), de Daniel Defoe
- Los viajes de Gulliver (1726), de Jonathan Swift
- Alicia en el país de las maravillas (1865) y A través del espejo y lo que Alicia encontró ahí (1872), de Charles Lutwidge Dodgson, más conocido por su seudónimo Lewis Carroll
- Las aventuras de Tom Sawyer (1876) y Las Aventuras de Huckleberry Finn (1885) de Mark Twain
- El gigante egoísta , que formó parte de El príncipe feliz y otros cuentos (1888), de Oscar Wilde
- La isla del Tesoro (1883), de Robert Louis Stevenson
- O El principito (1943) de Antoine de Saint-Exúpery
FUENTES: